Historias del Vacío 1

CIUDAD INTERNA
Vivo en la calle que da vuelta al día por un camino
de enredaderas del oceanogélido. La mancha en mi
camisa me asoma a un feliz día de luz. La búsqueda
interminable de llaves me ha llevado por caminos
polvorientos donde un quejido sutil perfora en su
silencio un suelo de arena que se transforma con
tus lágrimas. Un día iremos al mar. Juntos. Y te
pondrás al sol como una lagartija.
El sabor y el precio de la bebida cambian la
solidificación momentánea de una nueva atmósfera.
Hemos caminado toda la tarde recogiendo conchitas.
Tus besos psicodélicos se alejan silbando sobre las
olas. Me quitas los cabellos del rostro, parada de
puntas sobre el filoso anzuelo que me tiendes. La
imagen del sol que percibimos, desde este lado de la
realidad, donde notamos cierta ola fría por la columna,
anuncia el vértigo lunar con trompetas de vidrio. Un
caracol kitch ha salido a desearnos buenas noches y
un hombre a lo lejos pide auxilio con las manos. Los
turistas se agolpan en las infranaves. La lluvia ácida
no tarda en llegar.
Duermes sobre la frente de César, la barbilla de
Hércules, el hueso del último eslabón de la cadena
autocombustible, la modulación sub-falsa de un
televisor comprimido.
Las antiguas catedrales de fuego arrojan llanto de
nubes sostenidas con hilos de oro.
Me tomo la molestia de limpiarme los bigotes y la
esfera alucinante me guiña un ojo ciego
nuevamente anunciado.
Ruta 2000 a la Tierra de Nadie:
Pasamos fácil la aduana mental y los chocolates se
derriten en el bolsillo. Me he detenido en una mancha
gris en el suelo. Pero algo en el reactor soñable
desentona con la escena acostada y gorilas blancos
aterrizan naves-falo bajo tu almohada.
La concepción volcánica del sueño 1 prepara el
camino sudoroso a una aventura menos abstracta. La
luna sueña nuestros pasos perdidos. Quemas los
gusanos de mi plato. Deambulas por mi ciudad interna.
Barres mi isla. Comes mi hambre.
Finges no saber nada.
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Etiquetas: HISTORIAS DEL VACÍO
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