LA CARA HUMANA
Antonin Artaud
Presentación de Retratos y Dibujos, París (Galerie Pierre), Julio 1947.
Autorretratos de Artaud, 1915 y 1947
Autorretrato de Artaud, 1947
La cara humana
Es una fuerza vacía, un
campo de muerte.
La vieja reivindicación
revolucionaria de una forma
que jamás corres-
pendió a su cuerpo, que tendía
a ser otra cosa
que el cuerpo.
Así es absurdo
reprochar el ser académico
a un pintor
que a estas horas
se obstina todavía en reproducir
los trazos de la cara humana
tal y como son; porque tal
y como son no han
hallado todavía la forma que
Indican y designan
y hacen algo más que esbozar;
pero de la mañana a la noche
y en medio de diez mil sueños
machacan como en el
crisol de una palpitación
pasional jamás rendida.
Lo cual quiere decir
que la cara humana
todavía no halló su faz
y que el pintor
debe dársela.
Mas quiere decir
que la cara humana
tal como se busca
todavía con dos ojos una
nariz una boca
y las dos cavidades
auriculares
que corresponden a los agujeros
de las órbitas como las cuatro aberturas
del sepulcro de la
muerte próxima.
La cara humana
lleva en efecto una especie
de muerte perpetua
en su cara
y toca al pintor precisamente
salvarla
restituyéndole
sus trazos propios.
Desde mil y mil años efectivamente
la cara humana habla
y respira
mas se tiene la impresión
de que todavía no ha empezado a
decir lo que es y lo que sabe
y no conozco un pintor en
la historia del arte, de Holbein
a Ingres que haya
Logrado hacer hablar
esa faz humana. Lo retratos
de Holbein o de Ingres son
muros espesos que no explican
nada de la antigua arquitectura mortal
que se apuntaba bajo
los arbotantes de los párpados,
donde se encaja
en el túnel cilíndrico
de dos cavidades
murales las orejas.
Sólo Van Gogh
Supo sacar de una cabeza
humana un retrato
que fuera el
cohete explosivo del
latido de un corazón
estallado.
El suyo.
La cabeza de Van Gogh con
sombrero de fieltro anula
y da por no acontecidas
todas las tentativas pictóricas
abstractas que se puedan
hacer tras él, hasta el
fin de las eternidades.
Porque esa cara de carnicero
ávido, proyectada como
un cañonazo a la superficie
más extrema de la tela
y que de pronto se
ve detenida
por un ojo vacío
y vuelto hacia adentro,
agota totalmente
los secretos más
especiosos del mundo abstracto
en los que la pintura no figurativa
puede complacerse,
por eso en
los retratos que dibujé;
procuré ante todo
olvidar la nariz la boca
los ojos las orejas o
el pelo, pero busqué
que la cara
que me hablaba
dijera el secreto
de una vieja historia
humana que
pasó como muerta en
las cabezas
de Ingres o de Holbein.
Traje a veces
al lado de cabezas humanas
objetos árboles
o animales porque
todavía no estoy seguro
de los límites en los que
el cuerpo del yo
humano puede detenerse.
Por otra parte
he roto definitivamente con el arte
el estilo o el talento en
todos los dibujos que
verán aquí. Quiero decir
que desgraciado el que
los considere como
obras de arte,
obras de simulación
estética de la realidad.
Ninguno es
hablando en serio una
obra.
Todos son apuntes,
quiero decir
plomadas o golpes de testuz
dados en todos los sentidos
del azar, de la posibi-
lidad, de la suerte, o del
destino.
No busqué
cuidar mis trazos
o mis efectos
más sí manifestar algunas
especies de verdades
lineales patentes que
valgan tanto
por las palabras,
las frases escritas
que por el grafismo
o la perspectiva de los trazos.
Así varios dibujos
son una mezcla de poemas y de
retratos
de interjecciones escritas
y de evocaciones plás-
ticas de elementos de
materiales de personajes
de hombres o de animales.
Así es como hay que aceptar estos dibujos en la
barbarie y el desorden
de su
grafismo “que jamás
se preocupó
de arte” pero sí de la sinceridad
y de la espontaneidad
del trazo.
Etiquetas: Ideas del vacío
2 Comments:
Caminamos sin rumbo, toda la noche; la madrugada cae en nuestras espaldas.
Brotan los seres de la noche, los otros habitantes,
sin temor continuamos el camino.
Ciudad hermosa, ciudad occidental, digan lo que digan de ti,
me encantas!
Algunas de tus aceras me recuerdan al D.F, hasta d�nde ha llegado esta globalizaci�n?
Lo ignoro.
Capitalismo total y apremiante,
a final de cuentas me toc� vivir en est� �poca.
Te rehuyo, pero vivo de ti, no hay remedio.
Adoro las hojas color maple con las que has tapizado los caminos, lleg� el oto�o! y tus �rboles de metros de longitud.
Senderos impactantes que me recuerdan que estoy viva,
Rostros de infinidad de nacionalidades, rostros enigm�ticos, ajenos, cercanos; no, no deseo saber sus historias, las creo, las invento y me reconozco en cada uno...
HERMOSO, SIN DUDA.
Gracias anónimo por compartir y por tu visita.
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