SÓLO YO Y MI NAVAJA
Nunca sabré por qué tu boca se encontró con la mía; o que trampa mortal tendió la noche, para dejarnos solos, abrazados, en medio del silencio.
Fueron testigos bichos, canciones remendadas, calaveras y versos, un
camión de sonámbulos, la glorieta del vértigo, un aburrido teatro, la sombra
de una mano acuchillada.
No sabré qué palabras sacudieron tu anhelo, tu corazón de piedra que ahora sangra, tus venas reventadas en un libro de versos, una copa que rueda por la calle, el silbido de un tren a media noche, y ésta noche, sin tregua, sin mañana.
Nunca, como tú, sabré mentir tan dulcemente, con esa gracia de bruja inmaculada. Con esa mueca de muñeca que murmura: mi mamá me ama, mi mamá me odia, mi mamá no existe,
tú no existes,
nadie existe,
solo yo y mi navaja, solo yo y esta cruel pesadilla hilvanada con hilitos de plata, solo yo y mi reflejo,
pintado,
sobre la superficie afilada,
del lado menos dulce,
de Luna,
mi amante, mi hermana.
para Striga, del libro "ANTES DE ENTRAR PERMITA SALIR", Giancarlo Galván .
Ediciones LA VACA SECA, 2009.
Etiquetas: CRÓNICA LUNAR